sábado, 27 de febrero de 2010

Respetar la memoria histórica

CEFERINO ÁLVAREZ - El País.Miraflores de la Sierra, Madrid - 24/02/2010

Yo también, como Félix de Azúa, estoy a favor de la memoria histórica. Porque si se calla la memoria, muere la vida. Por eso quiero oír las voces de los que aún pueden gritar que la historia de España no fue lo que nos contaron, que hay hombres y mujeres asesinados vilmente por los franquistas y que tenemos la obligación de respetar la memoria de esos republicanos y republicanas que fueron ignorados durante tanto tiempo.

Estoy a favor de dar la palabra a todos los que defendieron un régimen aprobado por los españoles, estoy a favor de saber lo que fueron 40 años de fascismo, estoy a favor de que no se borren los nombres de los que sufrieron por la libertad de mi país, estoy a favor de que los asesinos no merezcan ningún reconocimiento. España se merece que su memoria se reconozca oficialmente y que el futuro sea lleno de verdad gracias a las memorias.

Rojas rescata la identidad de las víctimas ribereñas del franquismo

Diario de Burgos

Acaba de editar el libro ‘Semilla de Libertad’ en el que saca a la luz una exhaustiva relación con los alrededor de 1.100 ajusticiados en las comarcas de Aranda, Roa, Lerma y Pinares

José María Rojas posa con la portada del libro ilustrada con una foto de la fosa de La Andaya cubierta de claveles.
P.S.
J.C.O. / Aranda

Semilla de libertad; ese es elocuente y ‘tributario’ título del libro con el que ribereño José María Rojas, responsable comarcal de Izquierda Republicana y miembro de la Asociación para la Recuperación Histórica, acaba de editar para rendir homenaje a las víctimas de la represión franquista en la zona sur de la provincia burgalesa.
La obra, que presentó ayer, recoge una exhaustiva relación de las personas que fueron asesinadas en la comarca durante los primeros meses del denominado ‘alzamiento nacional’ contra el régimen legalmente instituido de la República y los datos que Rojas ha ido recopilando de cada uno de ellos a lo largo de siete largos años de investigaciones. Un periplo de miles de kilómetros y cientos de horas visitando a los mayores de cada pueblo «con mucho dolor y muchas lágrimas, escuchando historias dramáticas».
Una publicación cuya necesidad justifica en las peticiones que le realizaron muchos de los familiares de los ajusticiados, que reclamaban que se hiciera algo más además de sacarlos de las fosas donde estaban y recuperar su identidad. «Pedían que sus nombres nunca se perdieran en el olvido, como pretendían sus asesinos. Se han puesto placas en diversos lugares recordándoles y para honrar esa memoria y como un último homenaje a todos ellos está este libro», argumenta.
Semilla de libertad no pretende abordar un análisis histórico, sino denunciar la sinrazón de unos crímenes que han quedado sin castigo poniendo de manifiesto que es necesario que las generaciones futuras conozcan la verdad «con el único objetivo de no caer en el mismo error». «¿Cómo se puede justificar el asesinato de un niño de 14 años? ¿Cómo explicar el asesinato de un deficiente psíquico y físico? ¿Cómo el de una mujer embarazada de 8 meses?», se pregunta.
En el libro, que prologa el presidente de la ARMH, Emilio Silva, aparece un listado de alrededor de 1.100 represaliados de un total de 107 poblaciones de las comarcas de Aranda, Roa, Lerma y Pinares. Una relación de la que Rojas subraya que tan solo dos o tres personas fueron sometidas a juicio. Un listado de víctimas con nombres, apellidos y apodos, e incluso fotografías y una pequeña biografía en los casos en que ha sido posible recopilarla, y la fecha de su asesinato y del lugar donde fueron enterrados.
Rojas reconoce que puede haber algunos errores en cuanto a los datos de los fusilados, pero justifica la urgencia de la publicación. «A pesar de tantos años se ha hecho muy deprisa porque yo veía que la gente que nos lo pedía se muere, son gente muy mayor, y decidí que antes de que alguno más se me quedara en el camino les tenía que dar esta gran alegría y poder ver que está ahí su padre, ver su fotografía, ver que se le va a recordar».
Un trabajo en el que ha optado ex profeso por omitir la identidad de los verdugos, que en muchos casos obra en su poder, por respeto a los descendientes «ya que los hijos no tienen por qué pagar las culpas de los padres».
Al margen de las víctimas de la represión Rojas ha querido incorporar dos interesantes relaciones de los fallecidos en el campo de concentración creado en 1937 en las naves del ferrocarril Madrid-Irún, que llegó a albergar hasta 3.500 prisioneros, y en el hospital militar, ubicado en el actual Colegio Castilla, obtenidas del libro de enterramientos del Cementerio de San Gil.